Hoy en día, Jägermeister se ha convertido sin lugar a dudas en la bebida de exportación más famosa de Alemania. Prácticamente todos los días alguien en Alemania o en cualquier parte del mundo descubre el sabor de Jägermeister por primera vez.

El secreto de este éxito ha sido y continúa siendo el carácter único de Jägermeister, que ofrece, vaso tras vaso, una experiencia inolvidable.

La historia de Jägermeister está grabada con orgullo en su sabor único y en el respeto por la artesanía tradicional, sin la cual esta experiencia no podría ser posible.

En 1878 se vivía un espíritu de optimismo cuando Wilhelm Mast fundó su negocio de vinos y vinagres en su ciudad natal, Wolfenbüttel, Baja Sajonia.

La compañía creció y floreció y, con el tiempo, Curt Mast, el hijo del fundador, pasó a formar parte del negocio. Fue bajo su guía que la compañía encontró una nueva dirección.

Siendo muy joven, ya mostró un extraordinario talento para preparar y mezclar extractos de hierbas. En 1934, tras muchos años de experimentar con diferentes ingredientes, Curt Mast desarrolló la receta de un licor de hierbas con un inconfundible sabor único y característico – este fue el nacimiento de lo que se convertiría en un éxito a nivel mundial: Jägermeister.

Como muchos hombres de su época, Curt Mast era un cazador apasionado – con un gran respeto por el entorno natural.

Curt Mast dedicó su nueva receta, con su combinación de ingredientes naturales y alcohol puro, a todos los cazadores y a sus honorables tradiciones. Un brindis con el que comenzaría y terminaría cada caza.

Con este trasfondo, ¿qué podría ser más adecuado como figura representativa que la imagen de un poderoso ciervo – el epítome del orgullo y de la protección incondicional de la manada?

Sin embargo, para el emblema de Jägermeister, no bastaría simplemente con una cabeza de ciervo. Únicamente la cabeza de un ciervo legendario estaría a la altura, entre cuyos cuernos resplandecía una fabulosa cruz luminosa. Este ciervo se le apareció a un cazador indómito y lo convirtió al Cristianismo. El mismo cazador que más tarde se convirtió en el santo patrón de todos los cazadores: San Huberto.

El ciervo continúa siendo a día de hoy, como siempre lo ha sido, la marca de Jägermeister. Un símbolo de la preservación de nuestra calidad y tradición.