Anatomía de la botella de vino

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Anatomía de la botella de vino

Se pueden aprender muchísimas cosas de un vino sólo con examinar el aspecto de la botella. El tamaño, la forma y el color de ésta pueden proporcionarle unas nociones generales sobre la región o la variedad empleada, además de condicionarle psicológicamente hacia su adquisición, mientras que la información que aparece en la etiqueta le será de gran utilidad para completar los detalles más concretos.

En la mayoría de los países la botella estándar es la de 75cl. (la capacidad puede venir también expresada en mililitros, como 750ml.). Aunque las botellas de vino llevan siglos utilizándose, la estandarización de los tamaños es un fenómeno relativamente reciente.

Cuando las botellas se soplaban a mano, era inevitable que se produjeran variaciones en el tamaño de las mismas, pero la llegada de la fabricación en serie posibilitó la reproducción exacta de las distintas capacidades.

Sin embargo, no fue hasta la década de 1970 cuando la Unión Europea comenzó a obligar a sus estados miembros a aplicar un modelo estándar. El resto de los países empezaron a ceñirse poco a poco a esta normativa por influencia de los grandes productores europeos y, aunque son muchas las regiones que siguen utilizando sus propias botellas tradicionales, la mayoría son ya múltiplos del tamaño estandarizado.

En la actualidad, firmas como Verallia han revolucionado el sector con la aplicación de los últimos avances tecnológicos aplicados a las botellas, con multitud de innovaciones y funcionalidades nunca antes vistas en estos envases.

EL TAMAÑO Y SU RELACIÓN EN LA CALIDAD DEL VINO

En cuanto a su capacidad, es posible encontrar vinos en tamaños mayores o menores que los 75 el habituales. Magnum, Jeroboam o Matusalem son algunos ejemplos, pero existen muchos más.

Cabe destacar que el vino se conserva y evoluciona mucho mejor en botellas de mayor tamaño, debido a que la proporción de vino que entra en contacto con el aire que ha quedado encerrado en la botella es menor.

Pero también puede ser de gran utilidad contar con algunas medias botellas para aquellas ocasiones en las que se desee tomar sólo una o dos copas, o en el caso de algunos vinos de postre, que son tan dulces y grasos que una botella pequeña es suficiente para todo un grupo de personas.

Si exceptuamos estos vinos dulces, con gran capacidad de guarda debido al azúcar además del alcohol, la mayoría de botellas de formato pequeño deben consumirse inmediatamente a su compra.

En términos generales, es mucho mejor decantarse por el tamaño habitual o, si es posible, por el mayor.

Las grandes botellas almacenan mejor el vino y están muy bien para las celebraciones con grupos numerosos de personas, pero se trata de botellas muy incómodas de manejar y que no siempre resultarán fáciles de encontrar en el mercado, pues son pocos los distribuidores al público que comercializan estos tamaños de forma regular.

LA FORMA Y EL COLOR DE LA BOTELLA

La mayoría de los perfiles de las botellas vienen dictaminados por las tradiciones de las regiones vinícolas europeas.

Fuera del viejo continente, son los productores los que eligen sus propios perfiles, que, en la mayoría de los casos, se corresponderán con la forma que inspiren las mezclas realizadas. El Burdeos tinto, por ejemplo, viene en botellas con hombros cuadrados, por lo que los vinos de otros países que utilizan las mismas variedades de esa región (Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc) presentarán por regla general la misma forma que la botella bordelesa.

El color del vidrio también le ayudará a identificar el estilo del vino. La botella del burdeos tinto, por ejemplo, siempre es de color verde, mientras que la del burdeos blanco dulce es de cristal transparente y la de los vinos renanos es de color marrón.

PARTES DE UNA BOTELLA DE VINO

  1. Cabeza: zona superior por la que se abre y se sirve el vino.  Esta parte contiene un contorno más grueso que rodea a la boca que se denomina “gollete” y cuya finalidad es evitar que la presión del corcho pueda romperla.
  2. Cuello: parte sobre el hombro. Puede variar su longitud y diámetro, en función del modelo. Permite la salida discreta del vino hacia el exterior.
  3. Hombro: donde se estrecha la botella antes de llegar al cuello. Se utiliza para recoger los sedimentos cuando se escancia el vino. En función del tipo de hombros podemos encontrarnos diferentes tipos de botellas, como las Bordelesa, la Borgoña o Rhin.
  4. Cuerpo: bajo los hombros está el cuerpo de la botella. Es la superficie donde se almacena la mayoría del vino y su tamaño está condicionado por el cuello y los hombros.
  5. Pie: Concavidad en el fondo de la botella que tiene como fin reforzarla -este diseño refuerza la estructura de la botella- y facilitar su sujeción al servir el vino. Además facilita que, en caso de existir, los sedimentos o ‘posos’ del vino se queden en la parte final.

Fuente: vinetur.com

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