Sauvignon Blanc
Su nombre proviene del francés Sauvage: Salvaje; Blanc: Blanco. Y junto a la Cabernet Franc dio origen a la cepa que hoy es considerada la Reina de las Tintas: Cabernet Sauvignon.
De origen francés; se cree que se originó en el Oeste de Francia, en Burdeos o el Valle del Loira; se cultiva en esos lugares desde hace siglos, y desde allí se extendió al resto del mundo.
Con ella se elaboran los famosos vinos de Sancerre y Pouilly-Sur-Lie denominaciones que pusieron de moda al Sauvignon Blanc. Los Bordeaux blancos secos son generalmente blends en los que esta variedad participa, al igual que forma parte de los dulces Sauternes.
Otros lugares donde da buenos exponentes son Nueva Zelanda, fundamentalmente en Marlborough donde da vinos con un perfil vegetal y cítrico; Chile –Casa Blanca y San Antonio-, Sudáfrica y Estados Unidos.
Se la puede encontrar también con los sinónimos Fumé Blanc, especialmente en California, o simplemente como Sauvignon.
El vino
Sus vinos se caracterizan por su alto nivel de acidez -se los suele describir como vinos con “nervio”- y sus aromas son vegetales y herbáceos, principalmente cuando provienen de climas fríos. En los vinos de la AOC Pouilly-Fumé suele mostrar un aroma ahumado.
Los descriptores aromáticos más comunes son: Lima, pomelo, maracuyá, durazno blanco, espárragos, pimientos verdes y hierbas.
Entre los descriptores del Sauvignon Blanc se puede encontrar el aroma a pis de gato, aunque yo siempre suelo asociarlo y comunicarlo como aroma a ruda. Lo curioso es que en su justa medida no es desagradable, sino que por el contrario es considerado un aroma de calidad.
Maridaje
Su alto nivel de acidez lo hace ideal para acompañar platos ácidos como el ceviche, ensaladas o escabeches; y por su perfil vegetal acompaña muy bien vegetales cómo los espárragos u otros tanto crudos como asados. Para el pesto suele ser una excelente opción
Fuente: laumalbec.com/
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