Como servir vino

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Como servir vino

Cómo servir el vino.

Guía definitiva y 7 sencillos consejos 

Hay mucha mística entorno al vino y su servicio. Esto no es algo bueno para su consumo en nuestra opinión, pues hay gente que, por miedo a hacer algo incorrecto, prefiere no disfrutar del vino. En realidad, las reglas de servicio de vino son muy sencillas. Aquí van unos cuantos consejos para quitar cualquier temor en un restaurante.

Cuestiones básicas a tener en cuenta

Te ofrecemos un rápido recopilatorio de las cosas más importantes a tener en cuenta a la hora de servir el vino de una forma correcta. Hay restaurantes donde el cuidado y el servicio del vino es impecable. En otros se descuida todo, desde su temperatura hasta el modo de abrirlo o servirlo… son por fortuna los menos. Hay por último restaurantes que llevan el servicio al extremo y, en ocasiones, no hacen sentirse cómodo a nadie. Es importante tener esto en cuenta cuando se tienen invitados en casa.

1-Comprobar la etiqueta

Tras haber elegido una botella de la carta o una botella para servir en casa, lo más normal es tomar unos segundos para comprobar que la botella que se nos sirve es la que queremos. En ocasiones esto puede no ser el caso y nos encontramos bebiendo lo que no hemos pedido, lo que no es muy agradable si en particular el vino servido resulta ser mucho más caro que el pedido. No sería la primera vez que ocurre, así que mejor echar un breve vistazo, y ya puestos, mira también si la añada que te sirven es la que has pedido. A efectos de maridaje del vino con la comida, es posible que la etiqueta nos proporcione algún tipo de información que nos pueda ayudar. Muchas etiquetas dan información, también, sobre la temperatura de servicio recomendada

2- Romper la cápsula

Tanto si uno va a servir vino como si va a ser servido, una regla básica es no introducir el sacacorchos hasta que no hayamos quitado la cápsula… Y para retirar ésta, lo más adecuado es romper la cápsula en el lateral, no en la parte que tiene debajo el corcho. Si en un restaurante quien nos sirve no hace estas cosas, es mejor no plantearse hacerle preguntas acerca del vino o pedir que nos recomiende otro. 

3- El corcho

Si en un restaurante te presentan el corcho de la botella, lo que piden como respuesta a esto es simplemente que lo tomes y lo huelas. Cuando un vino está mal (no de sabor, sino que tiene un defecto -picado como frecuentemente se dice, por ejemplo) este defecto se detecta sin problema en el corcho. Si el corcho está muy húmedo es posible que el vino tenga algún problema. Igualmente si el corcho huele a humedad (como cuando se abre un sótano). Si el aspecto del corcho no parece muy sano tiene sentido pedir el criterio del profesional que nos sirve. Igualmente, si el olor del corcho es extraño, merece la pena preguntar si es el vino es correcto para validarlo.

Para extraer el corcho es necesario el uso de un sacacorchos con el que estemos acostumbrados a abrir. Hay muchos modelos en el mercado y es cierto que, en ocasiones, no es fácil abrir con un sacacorchos diferente a aquel con el que solemos abrir. Algunas recomendaciones prácticas con cosas que se deben hacer y no se deben hacer al “enfrentarnos” a la apertura de un corcho:

– No poner nunca la botella entre las piernas. La fuerza contraria que ejercemos entre sujeción con los muslos y tirar con nuestros brazos puede fácilmente implicar que partamos el corcho y, si esto no ocurre, que terminemos con el pantalón manchado de vino

– No mover o girar la botella. El sacacoorchos es el que se mueve por la acción de nuestra mano. 

– Buscar el centro. Realizar el taladro en la parte más cercana al centro del corcho (pensad en un corcho como si de una diana se tratara)

–  El corcho entero. Comprobar tras sacar el corcho que ha salido entero y sin perdida de alguna de sus partes. 

– Limpiar el borde de la botella antes de servir por si hubiera quedado algo de polvillo del corcho.

– Servir inicialmente una pequeña cantidad en una copa por si cayera un poco del corcho roto.

4- Comprobación de la temperatura de servicio del vino

Es necesario prestar atención a la temperatura a la que se sirve el vino. Los vinos tintos, tintos y espumosos se sirven todos a diferentes temperaturas. Un vino blanco joven servido a 15C, por ejemplo, pierde todo su carácter y frescor. 

Dado que los vinos se pueden calentar al ser servidos os recomendamos este enfriador que cumple, además, la función de airear el vino. Airear el vino es muy importante ya que la adición de oxigeno hace que los aromas se vuelvan más evidentes. Cualquier persona ha comprobado como con un poco de aíre cualquier olor se hace más notorio… lo mismo ocurre con el vino. Tenemos que pensar, además, que el vino ha estado mucho tiempo encerrado en una botella, y es bueno que “se abra”. Si no se puede decantar, la opción de un enfriador y aireador de vino es perfecta.

La temperatura para el correcto servicio del vino depende, como decimos, del tipo de vino. Vamos a realizar un rápido repaso.

– Temperatura de servicio de vinos espumosos: Los cavas o champagnes. Su temperatura debe oscilar entre los 6 y los 8C. Los espumosos más frescos (que no sea de añada por ejemplo) se servirán más fríos que los espumosos más complejos

– Temperatura de servicio de vinos blancos.  Los vinos blancos se deben servir entre 8 y 12 grados. Com en el caso anterior, los vinos blancos sin crianza (sobre sus lías o crianza en barrica) se sirven más fríos que los vinos blancos que puedan ser más complejos. 

– Temperatura de servicio de los vinos tintos. Los vinos tintos se sirven entre 14 y 16 grados centígrados. Al igual que en los casos anteriores, los vinos del año, jóvenes, o de cosechero (o los vinos de maceración carbónica) se sirven más fríos que los vinos con crianzas en barrica.

6- El servicio para probar el vino

Lo normal es que en un restaurante den a probar el vino antes de servirlo. Es posible que el vino tenga algún defecto (si bien el número de vinos defectuosos es muy bajo y, además, en numerosas ocasiones los defectos no se detectan o quien consume no se atreve a pedir un cambio de vino). Al probar un vino no hay que pensar en si el vino gusta o no.

Si no gusta y se está dispuesto a pedir otro, perfecto, pide un cambio (el restaurante estará encantado de cobrar por otra botella). Lo que se busca realmente es algún defecto, del mismo tipo finalmente de los que se podría encontrar en el caso del corcho. Por cierto, que encontrar un defecto en el corcho no implica que el vino lo tenga. Es posible que el defecto no hubiera llegado aún al vino… pero en ocasiones puede suceder lo contrario, el vino puede estar defectuoso y no haber notado nada en el corcho.

Nuestra recomendación cuando te den a probar un vino es que si sabes (sin que se derrame) le des unas pocas vueltas en la copa para oler bien una vez el vino se oxigene, y que si no detectas nada raro hagas un gesto con la cabeza o digas que está bien… y gracias. Y mejor si todo pasa en poco tiempo. Como decimos, los ceremoniales en el vino están bien, ¡pero en la mayor parte de las situaciones no estamos en La Corte! Así que mejor disfrutar del vino y de la compañía sin excesivas florituras.

En ocasiones es posible que al servir el vino se derrame un poco. Todos hemos tenido alguna vez la experiencia de ver cómo un mantel se recubre de rojo. Lo mismo puede ocurrir con camisas o pantalones si, al servir, se derrama un poco de vino salpicando. Esto es especialmente un problema si hablamos de vino tinto. Al igual que con las frutas rojas como la fresa, la frambuesa, o las frutas más oscuras como la grosella, los pigmentos de color que contiene el vino tinto hacen que sea complicado quitar una mancha una vez el líquido ha penetrado en las fibras textiles. 

7- Cuestiones prácticas del servicio. Diferencias entre blancos, espumosos y tintos

– ¿Cuánto vino se pone en la copa? En vinos tintos se debería llenar un tercio de la copa. Hay mucha gente que piensa que hay que llenar para demsotrar que se es “generoso” con el vino que se pone.  En el caso de los vinos blancos, especialmetne los frescos sin crianza, la cantidad de vino es incluso menor. Con ello se busca, sencillamente, evitar que el vino se caliente antes de tomarlo. 

– La botella no debe tocar la copa, al menos en el caso del servicio profesional de vino.

– Cambiar las copas. Si se se cambia de vino se debería cambiar de copa. Esto debería ser así aunque es cierto que no es siempre posible. En cualquier caso, si no se hace, sí recomendamos que se eche un poco del vino que se sirve en segundo lugar y se remueva la copa con él para limpiar la copa de los restos del primer vino.

– Al vino no se le echa hielo. Si el vino no está a la buena temperatura es mejor enfriarlo. Al poner hielo diluimos las cualidades del vino. 

– Decantación del vino antes de servirlo. La decantación es habitual en los vinos tintos que han pasado más tiempo en bodega en su crianza en barrica o en botella. Lo que se busca es abrir el vino con oxígeno, de modo que sus aromas entren en contacto con el oxígeno y se hagan presentes.  

¿Es necesario decantar el vino? En casos de vinos tintos con mucha crianza es muy recomendable. Con abrirlo una hora y ponerlo en un decantador sería suficiente (es bueno que el decantador sea lo más ancho posible para que más superficie del vino entre en contacto con el aíre. Tened en cuenta que si se decanta el vino a temperatura ambiente la temperatura de servicio sufrirá… ¡En ocasiones no es fácil servir el vino! En la actualidad hay herramientas que nos ayudan como el aireador y enfriador que hemos presentado anteriormente y que por un precio razonable proporciona una colusión sencilla al problema de decantar y servir a temperatura correcta. 

No nos queda ahora más que disfrutar del vino que hemos servido. ¡Salud!

Fuente: turismodevino.com

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